Si bien se puede precisar su antiguedad (4 de Octubre de 1884, fecha del primer oficio religioso, según reza en el altar), no es posible confirmar la autoría del diseño ni la construcción.
Costantes movimientos telúricos, además del paso de los años y de algunas desacertadas intervenciones, hicieron necesario un sistemático proceso de restauración que el Ministerio de Cultura, conjuntamente con la Dirección de Urbanismo, emprendieron en 1980, cuando le asignaron la jefatura de esas tareas al arquitecto Rodolfo Sancho R.
El mayor atributo del templo reside en la técnica de mampostería expuesta. En lo estilístico destaca su austero estilo evocador del románico en algunos rasgos lombardo y en otros asturiano. Es de planta rectangular, con dos ejes de esbeltas columnas. La nave central está ligeramente acentuada por medio de un cielo falso abovedado,mientras que las naves laterales, de menor altura, se cierran con un sencillo cielo raso horizontal, confeccionado con tablilla machihembrada.
El carácter románico del exterior se puede reconocer gracias a la mampostería de sus gruesos muros, los cuales, conjuntamente con los contrafuertes y arcos de medio punto, le dan unidad a la expresión. En su interior predomina la sencillez, tanto en la textura, el color y la forma, como en la ausencia casi total de ornamentación. El frontispicio está configurado por un pórtico de baja altura, a modo de torreón, coronado por una faja de merlones. En un segundo plano, un paño rectangular soporta un frontón truncado, el cual, a su vez, sustenta y luce orgulloso una prominente espadaña a tres vanos, que en los extremos hacen repicar dos campanas. En la cima, el cielo sirve de fondo al símbolo del cristianismo.
Fue declarado patrimonio mediante el decreto N°27495-C del 4 de Noviembre de 1998.
Fuentes
Guía de Arquitectura y Paisaje Costa Rica. pag. 252 y 253
Gracias especiales al colegio federado de arquitectos
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